FLORES PARA ROBERT (2020)
Durante julio del presente año conocí por primera vez el trabajo de Robert Mapplethorpe. Debo reconocer que en un principio su obra no me cautivó, no obstante, una vez que leí quién fue él, mi percepción sobre sus fotografías se transformó por completo, ya que, aprendiendo sobre la apasionante vida del Sr. Mapplethorpe pude reconocer a un hombre libre, con inspiradora rebeldía corriéndole por las venas, que con su cámara buscó captar de forma honesta la esencia más verdadera del ser humano, principalmente a través del cuerpo. Entre muchos otros temas que él y su Hasselblad abarcaron se encuentra su exploración con la naturaleza de la sexualidad a través de estudios con flores, donde paralelamente se introduce en el mundo de delicada belleza que estos seres contienen.
Sin embargo, mientras disfrutaba una apasionante realidad, en 1986 Robert es diagnosticado con VIH/sida y el 9 de marzo de 1989, con solamente 42 años, pierde la vida a causa de ésta. Cuando lo supe, además de entristecerme profundamente, mi instinto me condujo a preguntarme de inmediato qué clase de flores habrán llevado sus amigos y familiares a su funeral, cómo se habrá sentido el penetrante aroma floral que les rodeaba durante el último adiós al artista, a su amigo; la forma en que posteriormente estas flores se marchitaron, lenta y dolorosamente hasta que dejaron de ser.
¿Qué clase de flores han llevado sus seres queridos a las personas que a lo largo de 39 años han sucumbido por la misma causa que Robert?
Este proyecto no solamente prende rendir un sincero homenaje a las inigualables creaciones de Robert Mapplethorpe, también aspira a recordar las vidas que se marchitaron antes de tiempo a causa del VIH/sida, que, desde el comienzo de la epidemia en 1981, se estima que ha cobrado más de 35 millones de vidas.
Estas flores son para ellas y ellos, quienes amaron, rieron, sintieron dolor y profunda alegría; aquellxs cuya existencia formó parte de tantas más vidas. Asimismo, estas plantas celebran la fuerza que vivió en sus corazones y en su existencia perenne como imágenes, prometen no permitir que el paso por este mundo de todas esas vidas sea olvidado.
Robert jamás podrá ser olvidado.